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domingo, 4 de abril de 2010

El Queso de Heidi y otros antojos

Hay antojos de comidas que hemos probado. Y hay antojos de platos que quisiéramos probar algún día.. Pero hay casos donde antojamos manjares que no existen... Que quiero decir con esto? Pues bueno, se trata de una época de mi infancia, donde la influencia de programas de tv, películas y tiras cómicas alimentaban mi imaginación y apetito. Así, en el transcurso de los años que alimentaron mi infancia, aun recuerdo esos antojos que fueron y siguen siendo especiales. Lo maravilloso del caso es que te los imaginas, los sentís y casi que aseveras que son deliciosos... Y yo me los imaginaba así, sabrosos, deleitables, únicos... Basta recordar algunos de ellos para sentir que soy un niño de nuevo...Estos son algunos de esos antojos de la infancia:


El queso de Heidi: Con su abuelo, Heidi se alimentaba de manera austera. Mucho pan, leche de cabra y Queso... Pero por alguna razón siempre me imaginaba que el dichoso queso sabía delicioso. Heidi lo comía con unos trozos de pan que también se veían buenos. A veces incluso lo derretía al estilo fondue... A pesar de vivir humildemente, siempre me pareció que comer aquel queso sería todo un lujo... Y es que el queso simplemente se veía buenísimo. Eso sí, hay que aclarar que Heidi vivía en Suiza, así que, seguramente, si era un lujo de queso el que se comía con el abuelo y Niebla, el perro.

Las Tortas de Jamón del Chavo:El Chavo del Ocho, aquel personaje entrañable, siempre andaba hambriento y su máximo deseo era comerse una torta de jamón. Cuando hablaban de dinero, el Chavo lo traducía en cuantas tortas de jamón se podía comprar con esa plata. Solo pensaba en eso y deseaba tanto la torta que siempre me imagine que sería deliciosa. En mi país no se comen tortas, se comen panes, sandwiches... Por eso para mi, de pequeño, pensar en una torta era algo diferente. Nunca supe que llevaría la torta(además de jamón), pero siempre creí sería todo un manjar. Y , debo confesar, lo sigo creyendo.

El Rio de Chocolate de Willy Wonka: Que se puede decir... Que niño no sueña con una fabrica de chocolates? En especial una fabrica con dulces mágicos, de todos los colores y sabores... De niño me encantaba ver la película de Willy Wonka(la original de Gene Wilder) y caía en la fascinación de todos los dulces que aparecían. Pero mi obsesión era el rio de chocolate... No puedo culpar al gordito de Augustus Gloop por tratarse de beber el rio de chocolate. Yo hubiera hecho lo mismo... Es más, este es un antojo asequible... Costaría varios miles o millones y sería una locura hacerlo. Pero me satisface pensar que es un antojo con el que aun puedo soñar.


Los Sanwiches de Lorenzo Parachoques: Me encantaba leer las tiras comicas de "Pepita". Y Lorenzo, el esposo de la famosa Pepita, siempre me agradó... Era delgado pero siempre tenía un apetito voraz. Muy regularmente sufría de antojos, incluso de madrugada. Cuando eso sucedía, y sin importar la hora del día, Lorenzo se aventuraba a su refrigerador y se valía de todo alimento disponible para crear sandwiches mounstruosos, gigantescos y, aparentemente, suculentos... Cada sandwich era diferente, único.Algunos locos, otros geniales. Igual, siempre quise probar uno de esos sandwiches. Nadie tan grande para improvisar a la hora de hacer un sandwich como Parachoques...


Las costillas de terodáctilo de Pedro Picapiedra: Me encantaba ver este show, bueno aún me gusta. Pedro era un comelón empedernido quien tenía la fortuna de vivir en la época prehistórica, donde los bistecs gigantescos estaban a la orden del día. Al inicio del show se veía como Pedro llegaba a un Autoservicio y le servían una costilla tan grande que se volcaba su troncomóvil. Pero no solo era eso, cuando comía en su casa le servían unos steaks masivos, hamburguesas gigantescas. Todo, absolutamente todo corte de carne era enorme. Y siendo un amante de la carne, siempre me hubiera gustado probar las costillas de terodáctilo o unos hamburguesas de brontosaurio...


viernes, 26 de marzo de 2010

Y vos donde tirás el papel?


"Hay dos tipos de persona: los que tiran el papel en el basurero y los que tiran el papel en el inodoro. Y vos, donde tirás el papel cuando vas al baño?"

Así iniciaba una especie de misión inquisitiva, con la cual abordábamos a quien se nos cruzase en épocas de bachillerato. El propósito siempre era el mismo, descubrir, indagar, y porque no, hasta reirnos un poco de las opciones que tomaba la gente. Convertíamos la pregunta en una especie de cacería, una visión filosófico-exsitencialista hasta cierto punto. La verdad, es que nos encantaba escuchar las respuestas y , sobretodo, aleccionar a los que "caían en la trampa".

"Yo tiro el papel en el inodoro, y vos?", confesabámos a modo que el cuestionado agarrara confianza. Si nos contestaba que tiraba el papel en el inodoro también y dejaba ir el agua, celabrábamos y felicitabamos a la persona. Le decíamos que andaba en la jugada.

Ahora, sinos decía que echaba el papel en el basurero, había problemas. El pobre que declaraba eso se ganaba al menos 5 minutos de bromas, burlas , etc. Tras risas, se justificaba las maldades de echar el papel en el basuero. De como era desagradable entrar un a un baño y descubrir con horros sendas montañas de papeles, muchos de ellos enseñando la terrible y desagradable marca de canela, o como la llamábamos, "El Canelazo". Esto sin mencionar cierto olor que se sentía en ocasiones cuando el "Canelazo" estaba presente. Y nosotros odiábamos al canelazo y le temíamos a la vez, para nosotros encontrarnos con el era como estar en una película de terror.

Y por eso de alguna manera, y tras las burlas iniciales, insistiamos en nuestros razonamientos. En la higiene detrás de tirar el papel en el inodoro. Y en la terrible presencia del papel en el basurero. Y que en virtud del respeto al prójimo y la higiene en general, convenía tirar el papel en el inodoro, valía la pena hacerlo a pesar que se argumentara problemas de cañerias, valía la pena el riesgo. Eramos como misioneros tratando de convertir al mundo a nuestra causa.

Muchísimos años han pasado desde aquella época donde cuestionabamos al mundo donde tiraba su papel. Y hace apenas unos días, en un lugar que no mencionaré para evitar humillaciones de los anfitriones, me encontré con una senda montaña de papel en el basurero, repleta de canelazos, fue una escena de terror.Inevitablemente recordé las épocas donde "aleccionabámos" a los demás, argumentando que se debía tirar el papel en el inodoro, por higiene y por salud, pero tambien por estética y respeto a los demás. Tal vez a los anfitriones les hubiera servido la charla.

Así que, después de tanto tiempo, me parece que sigo pensando que hay dos tipos de persona: las que tiran el papel en el inodoro y las que lo tiran en el basurero. Y vos, donde tirás el papel?